La obra consiste en dos círculos de acero corten calados, cuyos huecos permiten que el paisaje aparezca a través del material. La obra actúa como un filtro sobre la realidad que le rodea Como una figura totémica, la escultura se sitúa entre el cielo y la tierra, estableciendo un fuerte símbolo en el paisaje.
El sol, fuente de vida y símbolo de poder, irradia el espacio y evoca los ritos arcaicos. Más ampliamente, la obra cuestiona el lugar del primitivismo en el arte contemporáneo .